Gabinetto dei Disegni e delle Stampe delle Gallerie degli Uffizi
Este soberbio retrato aparecía inventariado entre los anónimos flamencos en el catálogo de la colección Santarelli (1870). Se trata, sin lugar a dudas, de un dibujo original del pintor Juan Carreño de Miranda, versión del que conserva el Museo del Prado (inv. D-3809) procedente del legado de Pedro Fernández Durán (link) y realizado con idéntica técnica, aunque de dimensiones algo mayores que el de los Ufizzi. Presenta el busto de un caballero vestido de negro, de tres cuartos y mirando al espectador. Como señaló Pérez Sánchez cuando publicó la versión de la pinacoteca madrileña, su calidad es extraordinaria y trasluce una intensidad en la expresión y una vida portentosas. Los problemas que plantea la aparición de este nuevo dibujo son varios: primero, si es autógrafo; segundo, si uno es copia del otro, y tercero, si acaso no se trata de un autorretrato del artista. En relación al primer punto, creemos estar ante dos obras autógrafas de Carreño por la idéntica vivacidad con la que se ha usado el lápiz negro, combinando los trazos más grasos y duros con los más blandos y suaves, que otorgan una calidez especial al dibujo. La sanguina que ilumina el rostro y, especialmente, los labios, ha sido aplicada en cambio con una mayor intensidad en la versión de los Ufizzi. El sombreado a lápiz negro de la nariz y la forma en como caen las guedejas sobre los hombros son idénticas en los dos diseños, al igual que el trazado a lápiz negro del ojo derecho, más intenso en la carga de negro. En cuanto a las diferencias que apreciamos entre ambos, en el hombro izquierdo de la efigie del Prado hay una mancha negra intensa que no aparece en el de los Uffizi, y los dos trazos justo debajo del alzacuello son más vivos que en el dibujo florentino. La otra diferencia la tenemos en la menor intensidad en el sombreado del fondo, más marcado y cargado de líneas en el diseño del museo. Por otra parte, la forma de aplicar las sombras que se advierte en el ejemplar florentino es la misma que apreciamos en el 'San Juan Evangelista' (h. 1660) de la Biblioteca Nacional de España (inv. Dib/16/40/2, link), lo que nos confirma su carácter autógrafo. Todas estas diferencias en la intensidad del lápiz negro explicadas más arriba, nos hacen pensar que el dibujo de los Uffizi fue ejecutado por el propio Carreño después de realizar el de la pinacoteca madrileña, y en fechas próximas a este, es decir, hacia 1675, convirtiéndose el florentino en segunda versión. Finalmente, sobre la identidad del personaje, es tentador pensar que pueda tratarse de un autorretrato del artista, circunstancia que pierde peso al comprobar que el grabado del retrato del artista abierto por Juan Bernabé Palomino (1692-1777) conservado en la Biblioteca Nacional de España (inv. IH/1774, link) muestra unos rasgos físicos algo diferentes a los que aquí vemos, al ser su cara en la estampa más redondeada. De lo que no hay duda es de que se trata de un personaje de la corte de Carlos II; y el hecho de que existan dos versiones del mismo denota su relevancia. (Benito Navarrete Prieto in Madrid 2016)