Gabinetto dei Disegni e delle Stampe delle Gallerie degli Uffizi
Fueron Angulo Íñiguez y Pérez Sánchez (1975) quienes asignaron este dibujo, que Griseri (1959) había vinculado con la actividad de Pedro de Campaña (1503-1586), sin dejar de mencionar un vínculo con Berruguete, a Alonso Berruguete. Desde entonces se ha aceptado sin discusión como una de las muestras de la obra gráfica más reveladoras de este artista. Siguiendo al propio Pérez Sánchez, Boubli (1994) lo vinculó con dos ‘Crucificados’ del Museo Nacional de Escultura de Valladolid que pertenecieron a los retablos de la iglesia de San Benito el Real de Valladolid (1526-1532) y del monasterio de Nuestra Señora de la Mejorada de Olmedo (1523). Aunque la posibilidad de mantener un lazo de carácter general con su obra plástica sea un hecho irrefutable, lo cierto es que el planteamiento de la composición no permite establecer una conexión directa entre el dibujo y las mencionadas esculturas a manera de trabajo preparatorio. La familiaridad es una evidencia, pero el tratamiento tanto de concepto como de proporciones es diferente, por lo que habrá que pensar en un ejercicio de otro tipo, en relación con algún ‘Crucificado’ perdido realizado en el taller del escultor. Entre los ‘Crucificados’ que responden a una misma tipología, caracterizada por una anatomía más robusta y una mayor frontalidad, conservados en los remates de los retablos que estuvieron bajo la dirección de Berruguete, como el de la ‘Epifanía’ de la iglesia de Santiago de Valladolid o el del Colegio de Fonseca en Salamanca, tampoco es posible establecer una relación directa. Sí sería posible, sin embargo, proponer un lazo más estrecho con el que corona el pequeño retablo de la ‘Visitación’ en la capilla de los Mazuelas en la iglesia conventual de Santa Úrsula de Toledo, por diferentes razones . Son muchos los aspectos de interés que ofrece el dibujo, pero quizás el más sobresaliente sea el punto de vista plasmado en la figura. La intención de ofrecer una visión lateral del Cristo, buscando esos perfiles que proporcionan una contemplación tridimensional de la obra, resalta los rasgos volumétricos del diseño, y hablan de la opción de traspasarlo a la escultura. El giro de la cruz y la presentación del Cristo inclinado hacia la izquierda del espectador, permiten entender mejor la particular concepción de la anatomía que anima la producción de Berruguete. Un cuerpo menudo, definido con trazo apresurado, y la microcefalia que caracteriza muchas de sus figuras, se combinan con ese particular tratamiento del paño de pureza, que ofrece dos opciones superpuestas: la del frente, más convencional en la caída de la tela, y la que se extiende hacia atrás, vuelta en espiral arrebatada e irreal, expresión máxima de esos códigos manieristas que el artista manejó con maestría. Precisamente ese recurso atrevido y vibrante del paño se trasladó a la madera policromada en el ‘Crucificado’ del retablo que corona la sillería de la catedral toledana, concebido también con una notable flexión de las piernas. Mientras que en el dibujo los brazos son más proporcionados y muestran una torsión más real, tanto en la escultura de Toledo como en la mayor parte de los ‘Crucificados’ de bulto del artista, las extremidades superiores se terminan extendiendo en un desarrollo más irreal, quizás jugando con la contemplación en altura para incrementar todavía más las posibilidades expresivas. (Manuel Ariaz Martínez in Madrid 2016)